El 11 de diciembre del año pasado publicaba en la web una entrada sobre demandas absurdas. He aquí una “mejorada” segunda entrega para que, en clave de humor, podáis sonreír un poco en estos tiempos que corren en los que el Gobierno abarata el despido (ya lo hablaremos desde un punto de vista estrictamente jurídico) y España pierde contra Suiza en su ansiado debut mundialista que, no es lo mismo, sino peor.
Gracias a EEUU, por tener un premio anual a la demanda más absurda. Estos premios se llaman Stella, en honor a Stella Liebeck (algunos conoceréis el caso, otros no).
Esta ciudadana americana, que estaba realizando un viaje en coche, se paró a comprar un café en un McDonald’s, subió al coche posteriormente y puso el vaso entre sus piernas. En una maniobra, el vaso se abrió y le quemó las piernas. Stella, en lugar de pensar: “qué tonta soy, no debo poner vasos de cartón con café hirviendo entre mis piernas mientras conduzco”, demandó a la compañía americana consiguiendo una nada desdeñable cuantía de 2,9 millones de dólares.
Gracias a Stella, ahora las tazas de café en EEUU llevan un cartel que reza "¡Cuidado!, dentro hay una bebida caliente y puede quemarse".
Aparte de la estelar Stella, he encontrado por Internet una demanda que no tiene nada que envidiarle a nuestra queridísima amiga. En noviembre de 2000, Mr. Mery Grazinski, de Oklahoma, se compró una caravana marca Winnebago (debe ser una marca famosa en EEUU). En su primer viaje, estando en una autovía, seleccionó una velocidad de crucero a 70 millas por hora (unos 120 km/h ) y se fue a la parte de atrás a prepararse un café, con la caravana en marcha a semejante velocidad. Mr. Grazinski, muy contrariado por la colisión posterior, denunció a Winnebago por no advertirle en el manual de uso de que el programador de velocidad no es un piloto automático que toma curvas, frena cuando es necesario e incluso detiene el vehículo si preciso fuere. Por ello, fue recompensado con 1,7 millones de dólares, más una nueva caravana. Actualmente, Winnebago advierte de tal circunstancia en sus manuales, para el caso de que cualquier otro simpático cliente compre uno de sus vehículos.
¿Tenéis alguna anécdota?
Practica tu Derecho.
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