Condenado
a leer un libro. Condenado a limpiar un grafiti, a dibujar un cómic,
o a ir a clase.
Cuando
iniciamos el blog en 2009, una de las primeras entradas la dedicamos
al ya célebre Juez, D. Emilio Calatayud. Allí hablábamos sobre los
menores de edad, y por aquel entonces, ya nos chocaba que a este
Magistrado se le conocía por sus sentencias “ejemplares” y
dejábamos una pregunta abierta –y no exenta de debate-: ¿Son
nuestras Sentencias ejemplares Pues,
la respuesta ya os la digo yo: Sí, lo son (aunque, a veces, parezca
lo contrario).
Los
que estéis acostumbrados a conocer el mundo del Derecho o la
Justicia a través de la televisión, radio o internet, os echaréis
las manos a la cabeza e incrédulos. Pero es la verdad. Una vez más
los medios de comunicación (intentaré dejar de meterme con ellos)
ponen énfasis en lo “menos bueno”, pero es normal si tenemos en
cuenta lo que venden y pretenden: morbo y dinero.
El
Juez de turno lo único que hace es aplicar las normas. Las normas
que hace el legislador (los políticos). Lejos de estar de acuerdo o
no, su cometido debe ser objetivo. La ecuación luego, es sencilla.
Hechos + Norma = Resultado (el fallo). No podemos entrar en el debate
de lo justo o lo injusto, porque no acabamos.
Sí
que es cierto que últimamente la Sociedad está harta del sistema
político y judicial (¡qué novedad!) y con razón. Como las
desgracias nunca vienen solas últimamente hemos asistido al
esperpento de los trajes (Gurtel), Madrid Arena, Caso Noos, y qué
decir de la famosa “Sentencia del Prestige”: sin culpables.
En
relación a esta última, es un claro ejemplo de la existencia de
algunas Sentencias pululando por ahí que son poco ejemplares, o más
bien escandalosas. ¿Qué ejemplo damos a la Sociedad si, ante una
catástrofe como el “Prestige”, después de años
de procedimiento judicial, el resultado es una derrota para la
sociedad en el tiempo de descuento? ¿Cómo puede ser que no haya
responsables directos, indirectos, solidarios, subsidiarios, personas
físicas, jurídicas, o administraciones? ¿Quién paga semejante
negligencia? Nadie.
Y,
efectivamente, ello ejemplo no es.
Quizás
el problema venga de arriba. De la clase política. Y sin quizás
también. Hay muchísimas normas en nuestro país desfasadas y
contradictorias entre sí. Las leyes deben ser dictadas y
actualizadas a su tiempo. Deben ser normas adecuadas para la realidad
social. Pero claro, aquí deben meter mano ellos, los políticos. Los
jueces sólo podrán aplicar e interpretar las normas y nosotros, los
ciudadanos, acatarlas. No queda otra.
No
hemos comentado la famosa Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos (TEDH) sobre la doctrina “Parot”, pero eso será arroz
para otro domingo.
Para
finalizar este vómito enrabietado os dejo con un punto dulce y
esperanzador. Este video (hay
muchos más) del Juez de Menores más famoso de nuestra geografía.
Practica
tu Derecho.